Me alegra profundamente poder asistir hoy en este Palacio de Bendaña a la inauguración de la exposición ‘Haro: Luces de la Modernidad’, sexta edición de ‘La Rioja Tierra Abierta’, que organizan el Gobierno de La Rioja y la Fundación Caja Rioja, porque supone un día histórico para Haro y sus gentes, lo que significa que también lo es para La Rioja y todos los riojanos.
Esta edición de ‘La Rioja Tierra Abierta’ es algo más que la continuación de una de las iniciativas culturales y de proyección de La Rioja más importantes de cuantas se celebran en el territorio riojano, destinada a recuperar parte de nuestra historia. Esta muestra no es la continuidad de nada, sino el principio de algo; se trata del inicio de una nueva era para Haro y los jarreros.
Con motivo de la exposición ‘Haro: Luces de la Modernidad’ y la reforma y rehabilitación de este palacio renacentista del siglo XVI, tengo la impresión de que Haro puede abrir un periodo de prosperidad y crecimiento, si esta ciudad tan íntimamente ligada al vino es capaz de transformar esta circunstancia en polo de atracción turística, referente de identidad y factor de desarrollo económico.
Los jarreros tienen en sus manos una excelente oportunidad de futuro, que puede marcar un antes y un después desde el punto de vista cultural, turístico y económico, por lo que deseo invitarles a hacer un esfuerzo para dar a conocer nuestra tierra y convertirse en embajadores de Haro, a fin de atraer el mayor número de visitantes, generar riqueza y crear empleo.
Quizás hablar de la artesanía riojana es descubrir algo que a veces pasa desapercibido, pero que de alguna forma contribuye a mantener la tradición, las costumbres, la historia de nuestros pueblos y de nuestra Comunidad. A través de todo ello podemos sacar el mayor rendimiento a ese trabajo artesanal que pone en valor productos esenciales. No podemos dejarnos perder esos oficios que de alguna forma hemos vivido en los pueblos y que, poco a poco, algunos de ellos han ido desapareciendo y ahora queremos recuperar: turronero, chacinero, quesero, tonelero, botero-corambrero, sastre militar…. Por eso, me parece fundamental tener un registro de artesanos; en 2007 apenas había 45 y a fecha de hoy, tras los nuevos 63 carnés entregados, estamos hablando de 214.
La artesanía es una actividad económica singular porque incorpora valores como tradición y cultura y constituye un recurso turístico de alta proyección. Juega un papel importante en el desarrollo de nuestros municipios, al incorporar valores como la tradición, el saber hacer y la cohesión social, y supone una fuente generadora de empleo, esencialmente en el mundo rural. Sus productos constituyen una riqueza que debemos al trabajo de todos los artesanos, por su perseverancia, por su empuje, por su hacer diario. A todos nuestros artesanos, mi agradecimiento.
Ha llegado marzo y con él las nubes y las lluvias. Las nieves caídas de forma tardía este año todavía blanquean nuestra sierra. Valdezcaray disfruta más que nunca de las mismas. Y los niveles de nuestros pantanos presumen de estar mucho más altos que otros años por estas fechas.
Es en este momento, cuando parece que no va a faltar el agua que riegue nuestros campos este verano, cuando tenemos que seguir mirando hacia las infraestructuras hidráulicas tan importantes para el sector primario, que en La Rioja representa cerca del 6% del Producto Interior Bruto, con una facturación de 923 millones de euros, y supone el sustento de una industria agroalimentario de especial relevancia en la economía de nuestra Comunidad.
Y lo hago en esta semana en que el ministro de Agricultura visitaba La Rioja y reiteraba su compromiso con la presa de Enciso, en el río Cidacos, pese a que la difícil coyuntura económica ha obligado a tener que reprogramar todas las inversiones en materia hidráulica en España.
Y si de una obra me siento orgulloso es de la presa del Regajo, en mi pueblo, en Igea. Tras una inversión de más de 11 millones de euros, iniciará su actividad a finales de año para funcionar a pleno rendimiento ya en 2014. No es una obra de las que llaman faraónicas, ni que vaya a protagonizar portadas, pero es una gran obra porque va a garantizar la disponibilidad y calidad del agua en Igea y Rincón de Olivedo, así como para el regadío de Cornago.
Tan reivindicada, la presa de Regajo supone una satisfacción para mí, sobre todo como igeano, porque obras así dan riqueza, crean oportunidades y posibilidades de desarrollo a los municipios. La presa del Regajo da vida ya a la comarca del Alhama.