El momento más duro en política

El momento más duro en política no es perder las elecciones, si lo has dado todo, te has preparado y has luchado hasta el último formando un proyecto y un equipo. Ójala ese momento tarde en llegar, pero cada cuatro años, un Presidente tiene que pasar ese momento duro, cuando tiene que decir “no”. Decir no a quien te ha acompañado, ha trabajado contigo de forma incondicional, codo con codo, dando lo mejor de sí mismo. Y esta semana he tenido que volver a pasar por ello.

Este lunes, entre un viaje a Valladolid y otro a Santander para asistir a las tomas de posesión de Juan Vicente y Nacho, tuve que comunicar qué consejeros seguían y cuáles no. Los focos siempre se centran en las caras nuevas, en quiénes han ganado la confianza del Presidente para pasar a formar parte del Consejo de Gobierno. Yo hoy quiero dirigir la mirada hacia esas otras personas que se quedan fuera del flash, a pesar de haberse entregado en cuerpo y alma al servicio público de su Comunidad.

El equipo que presenté es un grupo homogéneo, preparado, con mucha experiencia y frescura a la vez. Pero es un grupo que responde únicamente a la situación de crisis económica que nos obliga a ajustar al máximo nuestras estructuras, y exprimir al máximo nuestros esfuerzos. A pesar de comentarios e interpretaciones  que siempre se escuchan, esa es la única razón.

Les aseguro de que estoy plenamente orgulloso de los 16 consejeros que me han acompañado en estos 16 años. Volvería a nombrarlos a todos. Por eso, mi gratitud a Arancha, a Sagrario, a Luis, a Juanjo y a Conrado.

Y entre las personas que ya no siguen, quiero destacar y agradecer especialmente la labor realizada por Aránzazu Vallejo, Arancha. Hemos trabajado codo a codo durante 20 años. Ha sido mi compañera y amiga en todo momento. Primero en la oposición, en 1991. De sus años en el Gobierno, desde el 95, no puedo sino recordar y alabar su capacidad -enorme-, su actitud -siempre disponible-, su honradez, su inquebrantable lealtad y su trabajo -inagotable-, a mi lado.

Gracias. Gracias a todos por vuestro servicio y entrega a un proyecto político en beneficio de La Rioja y de los riojanos. La historia, estoy seguro, de que os lo reconocerá.

Lo que anhelamos ser

“La vida no es la suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser”.

Ortega y Gasset

Arranco el comentario de hoy con una cita de Ortega y Gasset que usé ayer sábado en mi discurso de toma de posesión: la suma de lo que anhelamos ser -a nivel personal y familiar, en la política- es la vida, un compendio de ilusiones, de metas y proyectos de futuro.

Por eso, 16 años después de haber sido elegido Presidente de La Rioja, la tierra por la que trabajo y me empeño día a día, en San Millán reviví los mismos nervios, las mismas ilusiones, que la primera vez. Y es que el acto de San Millán, para uno, es algo especial, porque además del componente institucional que lo define, es el día en que estoy rodeado, arropado y apoyado por toda mi familia. Y ante ellos, renuevo mi compromiso de trabajo, porque son ellos que cada día renuevan su confianza, sus apoyos en mí. Especialmente, mi mujer y mi hija, con sus palabras; a veces basta con una mirada, nunca sobran sus generosos gestos.

Esta imagen que reúne en una instantánea a todos mis familiares me hace pensar también en quienes, para mí, fueron ejemplo de trabajo y de generosidad. En esta Legislatura ya no nos acompañará, pero su legado me guiará siempre. Por eso, si “en la vida solo un exceso es recomendable, el exceso de gratitud”, mi agradecimiento a todos ellos, a mi padre y a toda mi familia, es infinito.

Pero no es la suma de lo que hemos sido, sino lo que anhelamos ser. Por eso, y con el nombramiento -muy próximo ya- de quienes serán mis Consejeros y compañeros de Gobierno, es hora de trabajar más que nunca, de obtener más con menos, de garantizar la confianza de nuestras gentes, de ofrecer diálogo y colaboración a todos, de forma constructiva, que no interesada, para juntos hacer reales esos anhelos que todos deseamos para La Rioja.

Cuca Gamarra

Fue acogerme en su despacho y, repentinamente, la emoción me trajo a la memoria muchas instantáneas: la tarde en la que vino a afiliarse a la antigua sede de Murrieta; el día en que fue nombrada Presidenta de las Nuevas Generaciones; la jornada -dura- en la que tuvo que hacerse de repente cabeza del grupo municipal; la designación como representante de La Rioja en el Comité Ejecutivo Nacional; la -feliz- mañana en Riojaforum en la que presentó su equipo; o la noche en la que obtuvo la más abultada de las mayorías nunca obtenidas en Logroño en unos comicios municipales. Imágenes, que a modo de flash, me resumen su dilatada y exitosa carrera política.

Hablo de Cuca. Cuca Gamarra, mi alcaldesa, porque me siento igeano y logroñés, por los años que aquí llevo viviendo. Mi compañera de partido. A sus 36 años –quién los pillara- está escribiendo la historia de su ciudad natal. Ciudad por y para la que vive y sueña. Sin complejos, como los de su generación. Sin cuotas, que en nada ayudan. Cuca ha sabido trabajar con tesón, con mucho esfuerzo y perseverancia –como buena capricornio- para poder a ilusionar a los logroñeses.

Cuca es juventud, ilusión y proyectos; es garra, trabajo y equipo; Cuca es austeridad, colaboración y eficacia; es renovación, apuesta y futuro. Cuca es Yoli, Marta, Noemí, Raquel o Maite y tantas mujeres a la vez que se implican por su pueblo, por su ciudad, dejando a parte otras satisfacciones o proyectos personales. Mujeres de partido, y partido de las mujeres (como muestra, tres alcaldesas populares de cabeceras de comarca).

Por eso, por los momentos que he vivido con ella; por los que me va a tocar vivir, trabajando de su lado; por la emoción sentida en su toma de posesión; y por todos los valores que ella representa, hoy me siento realmente orgulloso.

El carácter que da el trabajo

lariojacom

Cada año, cuando llega el 9 de junio, La Rioja reconoce la trayectoria, la personalidad y el carácter de dos de sus riojanos o instituciones célebres, a través de sus distinciones más reconocidas: las Medallas de La Rioja de este año han ido a reconocer ese carácter sencillo, humilde, que da una larga vida dedicada al trabajo, de dos figuras, dos trabajadores y a la vez empresarios ilustres, David García López y Dionisio Ruiz Ijalba.

Sus empresas, transportes y viveros en un caso, transporte y construcción en otro, y bodegas en los dos, han ido haciendo Comunidad a lo largo de las últimas décadas. Empresas de corte familiar que fueron creciendo, con mucho sacrificio, a la par que nuestra región.

El de San Asensio (1936) y el de Nestares (1931) bien merecen esta distinción de Riojanos Ilustres. Dos vidas paralelas que representan la de otros muchos de enorme espíritu emprendedor y extraordinario apego a su tierra, a La Rioja. La humildad, la constancia, la bondad, el sacrificio y el compromiso, el riesgo empresarial, y sobre todo, su principal valor y riqueza: la familia, son valores que aquí se aprecian, y no podía ser en otro día, sino en el Día de La Rioja, el momento de reconocer el trabajo de ambos.

Un trabajo que tendrá, que tiene, buen legado y mucho futuro en sus hijos y nietos: no hace falta más que ver el discurso con el que el joven nieto de Perica nos encandiló en San Millán. Un reconocimiento que es fruto de su pasión por La Rioja.

(Las imágenes son de larioja.com)