Contar con 174 municipios en La Rioja es un tesoro, una riqueza inmensa: en ellos, en los pueblos más pequeños, se encuentran las raíces de nuestra Comunidad, lo más propio. Lejos de los núcleos económicos de mayor relevancia, conservan nuestras raíces y nuestra memoria.
Pero además de un patrimonio incalculable, suponen una responsabilidad máxima para los dirigentes: siendo los focos menos poblados de la región, tienen los mismos derechos y deben contar con los mismos servicios y comodidades. Por eso, siempre he considerado crucial realizar una apuesta constante y desinteresada por nuestro medio rural.
En esa línea, esta mañana colocábamos la primera piedra del nuevo ayuntamiento de Cirueña y del nuevo consultorio de Ciriñuela, junto a su alcalde, Pedro Jesús Cañas; poco más tarde, Isaac Palacios, alcalde de Santurde, nos mostraba el avance de las obras de urbanización y saneamiento que se llevan a cabo en su municipio; la visita a La Rioja Alta ha concluido con la inauguración de la balsa de riego en Santurdejo, junto a Agustín San Martín, su alcalde.
Cuatro municipios que no suman más de 600 habitantes desarrollan cuatro proyectos del Gobierno de La Rioja que superan los 2 millones y medio de inversión; aproximadamente 3.800 euros por habitante. Ésa es la mejor apuesta para fomentar la igualdad de oportunidades, para gobernar para todos los ciudadanos, vivan donde vivan.
Y esto contrasta con la política del Gobierno central, que parece acordarse únicamente de los grandes municipios. Vertebración no es, como ha hecho el Gobierno Central, invertir 32.000 euros en estos cuatro pueblos en los últimos dos años. Cohesión no es, como hace el Plan E de Rodríguez Zapatero, invertir 110 euros de media por habitante. Mal les iría a estos pueblos si solo se aplicasen criterios demográficos.
Es aquí, en municipios con poca población como Cirueña o Santurdejo, donde se demuestra la responsabilidad de un Gobierno. Y el de La Rioja seguirá trabajando para mejorar la calidad de vida de sus vecinos, sean los que sean y vivan donde vivan.
Hace hoy una semana celebrábamos el Día Internacional de la Mujer Rural. En fechas como ésta, conviene pararse a reflexionar el porqué mismo de esta celebración. Y es que durante mucho tiempo, tanto el colectivo femenino como el mundo rural han sufrido serias discriminaciones. La mujer rural, por tanto, era víctima de ambas. Pero gracias al esfuerzo de cada una de ellas, a la labor de entidades como Afammer, y a la coordinación de medidas desde las administraciones, hemos conseguido que en La Rioja el mundo rural tenga oportunidades y posibilidades, que sea atractivo para nuevas iniciativas, inversiones y proyectos.
Y en esta tarea, la mujer ha contribuido de forma decisiva, por su infatigable capacidad de trabajo, por su relevancia en la toma de decisiones y por su organización. Ahí están los ejemplos de emprendoras que han puesto en marcha pequeños proyectos empresariales, relacionados con la artesanía, la apicultura o el turismo rural, por ejemplo. Qué decir de tantas mujeres concejalas y alcaldesas que luchan cada día por sus pueblos (ahí los ejemplos de Ribafecha, Rodezno, Jalón, Daroca, Galilea…).
Por eso, hoy mujer y mundo rural lo tienen todo a favor. Ese papel clave en la transformación de nuestros municipios más pequeños ha de ser valorado, reconocido para de esta forma continuar trabajando y alcanzar así nuevos retos y desafíos desde la igualdad, la inclusión y la colaboración y nunca desde la imposición.Y a la vez ha de servirnos a los dirigentes como ejemplo, como modelo de superación, siempre teniendo en cuenta que en este sentido aún quedan muchas cosas por hacer: las dificultades del campo español, o las cifras de paro femenino a nivel nacional, especialmente más altas en el mundo rural, no nos permiten bajar la guardia. Mujer y rural, un campo donde debemos seguir trabajando, una buena inversión.
Así la jornada que pude compartir con ellas el pasado viernes, con más de 500 mujeres de La Rioja Alta, de la Baja y de la sierra (pese a ser mala fecha por coincidir con vendimias), todas reunidas en Albelda, es una auténtica y merecida fiesta. Sobra decir que les faltó tiempo para enfundarme el delantal y repartir con ellas la paella, vino y orujo incluido. Porque cuando están juntas se divierten tanto como duro trabajan el resto del año.
(La fotografía es de josepargil).
Vivimos tiempos de crisis económica, cambios constantes y remodelaciones como las que vivimos ayer que no ayudan a ofrecer a los mercados exteriores la estabilidad que nuestro país necesita. Quizás en eso resida el hecho de que La Rioja esté aguantando mejor la crisis que el resto de Comunidades: la estabilidad institucional, la firmeza política, la seriedad, el trabajo, los acuerdos y la solidaridad.
En este marco, el viaje que realizábamos a Argentina y a Chile a primeros de mes fue fructífero y provechoso a nivel institucional y comercial. Gracias a las reuniones mantenidas con el Vicepresidente de Argentina, con tres Ministros de Chile, además del Presidente de CORFO –que equivaldría al Ministerio de la Industria y la Producción- se cerraron varios acuerdos en proyectos tan implicados con nuestra cultura y nuestra idiosincrasia, como la lengua, la educación, el vino, la agricultura, o proyectos de I+D+i de nuestros centros tecnológicos, entre otros.
Misiones como ésta certifican que La Rioja es tenida en cuenta en la comunidad internacional y goza de una proyección de futuro. Porque con estabilidad y con acuerdos, de la mano de los agentes económicos y sociales, conseguiremos que La Rioja sea una Comunidad todavía más abierta en un mundo globalizado y lograremos potenciar nuestras señas de identidad y nuestra participación en los mercados internacionales.
Por ello, el balance del viaje ha de ser positivo. Se han cumplido los objetivos primeros del viaje; a medio y largo plazo serán nuestras empresas las que deban valorarlo. La Rioja demuestra así que tiene voz en el exterior, que es una región a la que se le escucha, se le aprecia y se le tiene en cuenta.
Si no saliésemos al exterior, La Rioja tendría fecha de caducidad. Pero si lo hacemos sin mirar nuestras raíces, estamos muertos. Mirar a riojanos ilustres como Santos Tornero o Elías Romero que fueron emprendedores de importantes proyectos editoriales y educativos, pero fijar la mirada también en la solidaridad de nuestra tierra, que se materializa en tantos proyectos de cooperación que se desarrollan en Latinoamérica con resultados positivos. Solidaridad con los pueblos que acogieron a los emigrantes riojanos por un lado, y apoyo por otro a las colonias riojanas allí residentes, que agradecen enormemente nuestra presencia y son por sí mismas un motor muy importante de la promoción de la comunidad en el exterior.
Eso es para mí lo más importante del viaje: la emoción que he visto en todos los riojanos que allí residen. Por encima de todo, me quedo con su riojanismo; después de tantos años, mantienen y fomentan sus señas de identidad, sus raíces. Me quedo con esos jóvenes, ya descendientes de nuestra tierra, que participan en el grupo de danzas, que bailan a La Rioja, a su patrona y a su bandera con una ilusión indescriptible. Esa es la mejor misión institucional, la que ellos llevan a cabo.
Hoy es un día de alegría para todos los riojanos porque esos 33 hombres chilenos, con nombres y apellidos, con familias, retenidos hasta ayer a casi 700 metros de profundidad, han vuelto a la vida.
Como Presidente del Gobierno de La Rioja quiero felicitaros: debéis mostrar con orgullo vuestra procedencia, lucir en alto vuestra bandera, porque Chile, en esta operación de rescate, ha demostrado que cuando se trabaja de manera seria, firme y coordinada, los milagros pueden hacerse realidad.
Debemos fijarnos ahora en la sencillez y en la esperanza que nos han mostrado estos mineros, para valorar lo que somos, y caminar hacia el futuro de otra forma, con ilusión renovada.
Desde aquí, amigos chilenos, os traslado el cariño de todos los riojanos.
Os dejo la reseña de una entrevista que me hicieron durante el viaje a Chile y hoy publica El Mercurio, uno de los diarios de más tirada en Latinoamérica.
Enlace: El Mercurio
Hoy quisiera haberles hecho una valoración del viaje a Argentina y Chile, pero la actualidad manda y me hace mirar a nuestros países hermanos con dos sentimientos muy diferentes, la alegría de un Premio Nobel hispano, y el pesar por el fallecimiento de uno de los nuestros.
Mario Vargas Llosa, literato universal, peruano y español (y también un poco riojano), recibió ayer la noticia de la concesión del Premio Nobel, el más alto de los honores en Literatura. Vargas Llosa es y seguirá siendo un embajador excepcional de nuestra tierra, de nuestra lengua y de nuestro vino. El título de Doctor Honoris Causa por nuestra joven Universidad y el galardón Prestigio Rioja de nuestro Consejo Regulador, sellaron hace años ya la relación de este maestro de las letras con La Rioja.
“¿Cómo eran estos primeros contadores de historias, anónimos, remotos, tan antiguos caso como los lenguajes que ayudaron a forjar y les permitieron la existencia?”
El autor peruano nos lanzaba esta pregunta en su discurso de investidura, una cuestión que nos hacía reflexionar sobre los orígenes del hombre y de las lenguas, a la par que nos hacia mirar hacia los raíces de nuestra lengua, hacia Gonzalo de Berceo, hacia San Millán de la Cogolla -su cuna fundacional-… Por eso, hoy siento orgullo de este galardón porque Mario Vargas Llosa ha enriquecido siempre, con su pluma y con su persona, nuestro patrimonio más rico, nuestra civilización y nuestra cultura.
Y como decía, la actualidad también presenta momentos amargos, como la noticia del fallecimiento del industrial Félix Galilea, natural de San Martín de Jubera, que fuera Vicecónsul de España en Chile. A su familia, mi más sincero pesar.